En Electricidad Tarragona, S.L. realizamos diferentes tipos de instal·laciones de calefacción:
Calderas de condensación
Las calderas de condensación son calderas de alto rendimiento (110 % PCI) basado en el aprovechamiento del calor de condensación de los humos de la combustión. Esta tecnología aprovecha el vapor de agua que se produce en los gases de combustión y lo devuelve en estado líquido.
Con una caldera clásica de tipo atmosférico, una parte no despreciable del calor latente es evacuada por los humos, lo que implica una temperatura muy elevada de los productos de combustión del orden 150 °C. La utilización de una caldera de condensación permite recuperar una parte muy grande de ese calor latente y esa recuperación de la energía reduce considerablemente la temperatura de los gases de combustión para devolverle valores del orden de 65 °C limitando así las emisiones de gas contaminantes.
En comparación con las calderas convencionales, gracias a esta tecnología se consigue un ahorro de hasta el 30 % en el consumo de energía y se reducen, hasta en un 70 %, las emisiones de óxido de nitrógeno (NOx) y dióxido de carbono (CO²).
El nuevo Reglamento de Instalaciones Térmicas de los Edificios, RITE, aprobado desde el pasado 1 de marzo de 2008 fomenta la instalación de calderas eficientes, es decir, que reduzcan la emisión de contaminantes, entre este tipo de calderas se encuentran las calderas de condensación, aunque también las de baja emisión NOx 5.
Cómo funcionan las calderas de condensación
El proceso de condensación es un cambio de fase de una sustancia del estado gaseoso (vapor) al estado líquido. Este cambio de fase genera una cierta cantidad de energía llamada “calor latente”. El paso de gas a líquido depende, entre otros factores, de la presión y de la temperatura. La condensación, a una temperatura dada, conlleva una liberación de energía, así el estado líquido es más favorable desde el punto de vista energético.
Calderas biomasa
Las calderas de biomasa son aquellas que utilizan combustibles naturales provenientes de fuentes renovables para su funcionamiento. Los pellets de madera, procedentes de residuos forestales o de los excedentes de industrias madereras, huesos de aceituna, cáscaras de frutos secos, leña, etc., son las fuentes de energía natural que emplean las calderas de biomasa.
El biocombustible del que se alimentan las calderas de biomasa, resulta más económico que los combustibles tradicionales (gasóleo, propano, etc.), siendo su precio, además, más estable a través del tiempo, ya que no depende de los precios que fijan otros países.
Su alto poder calorífico por unidad de peso, (alcanza 4.200 kcal/kg) hace del biocombustible una forma de energía rentable y renovable; y aporta a la caldera de biomasa unos rendimientos caloríficos que casi alcanzan el 100%. Además, su caracterización como fuente de energía renovable, hace que las administraciones subvencionen su uso.